Después de los nueve meses de embarazo, pasar por la experiencia de vivir el proceso de parto y tomar a tu bebé en brazos tu vida inevitablemente dará un giro en 180 grados, porque a partir de ese día nada será como antes y difícilmente se acercará a lo que tenías planeado.
Y la pregunta obvia que nace después de esto es, ¿cambiará para mejor o peor? La verdad es que con el pasar de los días te darás cuenta que depende únicamente del punto de vista con que lo mires y de lo mucho o poco que te cueste adaptarte a los grandes cambios que van aconteciendo en la vida.
La revolución que produce la llegada de un nuevo ser humano vulnerable y frágil al hogar es total, por lo tanto es casi imposible enumerar los desafíos que esto significa, pero está más que claro que es una espléndida oportunidad para aprender, crecer y hacernos mejores seres humanos.
Eso sí, hay algunos cambios que suelen ser comunes a la mayoría de las madres. Aquí te mencionaremos algunos:
1. Descubres en tu interior una fuerza que te agarra de sorpresa y hasta te asusta por su intensidad. Te sientes como una leona, preparada para defender a tu “cachorrito” con tus propias uñas y dientes.
2. Te das cuenta que puedes ir más allá de tu límite, y del límite de tu límite, y del límite del límite de tu límite, y esto te hace sentir infinitamente exhausta y fatigada, pero a la vez infinitamente capaz (¡Qué verdad tan verdadera!).
3. Sientes crecer dentro de ti un amor tan fuerte, poderoso y profundo, que a veces hasta te espanta y confunde. “¿Podré querer a otro ser como a esta criaturita?”, te preguntas. Ya verás que sí (y esa será tu gran sorpresa cuando nazca tu próximo hijo).
4. Empiezas a entender, respetar y admirar a tus padres como nunca antes en la vida — “No es posible que mi mamá haya hecho todo esto”, pensarás “¡Tan jovencita y sin pañales desechables!” — y crece genuinamente tu comprensión y gratitud hacia ellos.
5. Por primera vez entiendes que “sacrificio” no significa sufrimiento sino: “sacro” + “oficio”, o sea, “trabajo sagrado”. Comprendes la enorme importancia del lugar que ocupas en el mundo como madre y el gran valor de tu trabajo.
6. Aumenta tu compasión por todos los niños. Poco a poco te vas haciendo madre no sólo de tus hijos, sino de todos los demás bebés del mundo. No soportas ver sufrir a un pequeño en las noticias, ni en una película de televisión y menos aún en la calle.
7. En tu casa, tu vida y tu trabajo reinará un nuevo orden, o más bien, desorden. Aceptarlo es clave para tu felicidad y paz interior, o sea que date por vencida y disfrútalo.
Cualquier duda consulta a tu médico.